El 19 de mayo de 2015, 36 trabajadores vinculados por Avianca ilegalmente a través de Servicopava creamos la organización sindical ANTSA para luchar por el contrato directo y por todos los derechos propios del contrato laboral. Desde entonces, mucha agua ha corrido bajo el puente. Nos dijeron que por ser de una cooperativa no podíamos crear sindicato y cuando presentamos un pliego de peticiones Avianca nos dijo que no éramos sus trabajadores. Desafiando todas las dificultades nos mantuvimos en pie, atendimos los problemas diarios que enfrentaban los compañeros, publicamos boletines con denuncias sobre las infames condiciones laborales, nos querellas ante el Ministerio del Trabajo, también ganamos reintegros de compañeros enfermos despedidos estando con estabilidad reforzada, y gracias a todo ello,
La contratación ilegal con terceros por parte de Avianca ha sido una conducta reiterada. Eso le valió que en 2012 el Mintrabajo la sancionara con una multa millonaria junto con las cooperativas Coodesco, Gestionar, Clave Integral y Servicopava. Como la ley laboral es tan benévola con los patronos, le suspendieron la sanción porque se comprometió a vincular a unos 1.000 empleados, pero lo hizo con quienes desempeñaban labores administrativas y no con los de operaciones terrestres, aeropuerto y mantenimiento, en donde continuó vinculando a más de 5.000 trabajadores a través de Clave Integral y Servicopava.
El 6 de mayo 2013 se produjo un paro de centenares de compañeros de la rampa cansados de los abusos de la supuesta cooperativa, protesta que desmovilizaron los burócratas sindicales. De las experiencias de esa lucha surgió la necesidad de crear una organización propia y nació ANTSA. Nuestras denuncias llevaron a que el Ministerio del Trabajo abriera varias investigaciones contra la aerolínea y las cooperativas y en 2016 ya tenían varios procesos con formulación de cargos. Entonces acudieron nuevamente a la “formalización” y a finales de ese año firmaron un acuerdo para contratar directamente al personal de mantenimiento que tenían vinculado con Clave Integral y la ministra Clara López anunció otro para los más de 4.000 de Servicopava. En mayo de 2017 Avianca presentó la propuesta al Ministerio, pero desde ese momento se supo que no contrataría directamente al personal de operaciones terrestres para que no pudieran acceder al plan de beneficios ni a una convención colectiva. Inició las negociaciones para la compra de SAI S.A.S. y la adquirió finalmente en septiembre de ese año. El 31 de octubre firmó el acuerdo de formalización y los trabajadores de la rampa que tenían un salario 16,9 % por encima del mínimo perdieron esa diferencia y el único beneficio que conservaron fue el casino.
La otra razón de fondo para no contratar directamente a los operarios de operaciones terrestres es porque saben que movilizar cerca de 25 millones de maletas al año, más miles de toneladas de carga, genera enfermedades de columna y de miembros superiores y SAI, a pesar del compromiso que hicieron en el acuerdo de formalización de no contratar personal misional con terceros, es lo único que ha hecho, hasta el punto de que hoy la mayoría son vinculados con empleos basura, por obra o labor o contratos a tres meses y semanalmente se van decenas, reventados por el duro trabajo o despedidos. Si la norma dicta que para el cargue y descargue de un vuelo se requieren en promedio siete personas, SAI lo está haciendo con dos o tres.
Pero la sobrecarga de trabajo no solo se vive en la rampa; en los módulos de atención, en las salas de abordaje y en equipajes las condiciones laborales se han vuelto insoportables. Allí los compañeros tienen que enfrentar los malos tratos de los viajeros exasperados por los retardos y las cancelaciones de los vuelos, causados por el nuevo modelo de negocios de Avianca adoptado en medio de la pandemia, más parecido al de las aerolíneas de bajo costo, para lo cual aumentó en 20 % la capacidad de los aviones con el cambio de las cómodas sillas que caracterizaban a la aerolínea, por unas menos espaciosas. Aunque eso poco importa, pues son los nuevos tiempos en la industria del transporte aéreo y todas las empresas están en lo mismo, así que piensan que los viajeros tendrán que acostumbrarse.
El transporte aéreo se ha convertido en un negocio del sector financiero. Las empresas cambian de manos con una rapidez pasmosa. Ayer Efromovich era el dueño de Avianca Holding y hoy, después de pasar por el capítulo 11, pertenece a un consorcio que trasladó su sede de Panamá a Reino Unido y cambió su nombre por Avianca Group International Limited. Las flotas de aviones no son propias sino arrendadas por firmas multinacionales en manos de banqueros y fondos de inversión. Si el arriendo no se paga porque la empresa se vio afectada por la subida del dólar y de los combustibles, las aeronaves deben quedarse en tierra, como les pasó a Viva y Ultra y finalmente se van a la quiebra y dejan en la calle a miles de trabajadores y sin volar a cientos de miles de personas que compraron tiquetes anticipadamente y que, con razón, se sienten estafadas. Las leyes de hierro de la competencia capitalista hacen la tarea de ir concentrando el negocio en pocas manos, y para mantener los márgenes de ganancia esas mismas leyes empujan a la reducción de los costos de la mano de obra y a redoblar la explotación. A los esclavos del salario no les queda salida distinta a organizarse, unirse y luchar.
Asociación Nacional de Trabajadores del Sector Aéreo y de Servicios Aeroportuarios - ANTSA